Ejercicio durante el confinamiento
El mundo entero ha estado en pausa, todo cerrado, todo parado, todos en casa. Una de las cosas que más lo está sintiendo es la economía, y aún no llegamos ni a vislumbrar la crisis que se nos viene encima, pero bueno, ese es tema para otro momento.
Las tiendas online, en cambio, han hecho su agosto, y es que lo de estar encerrado en casa y ser la única conexión con la vida normal, parece que nos ha animado a comprar más aún a través de internet. Y uno de las ventas que más han crecido ha sido las de deportes, sobre todo fitness, del que se puede hacer en casa. Yo aún estoy intentando comprar unas mancuernas, y aunque han pasado ya tres meses desde el inicio del estado de alarma, siguen agotadísimas en todas partes.
Si entras en Instagram o en youtube se pueden ver cada vez más entrenadores que se dedican a grabar entrenamientos que se pueden hacer desde casa para los que no se necesita casi nada de equipamiento, suele bastar con una esterilla de yoga, unas pesas, una silla, unas bandas elásticas… y muchas veces ni siquiera eso, basta con el peso de tu propio cuerpo.
Yo misma, llevo mucho tiempo siguiendo a muchos influencers de fitness en mis redes sociales, he estado apuntada en el gimnasio, me he descargado varias aplicaciones de ejercicios, pero nunca encontraba tiempo, o más bien encontraba demasiadas excusas para dedicar mi tiempo a otras cosas que necesitaran menos esfuerzo y disciplina por mi parte. Porque lo fácil es no hacer nada, pero llegó el momento del encierro, ya no había excusas, total, tenía que estar dentro de casa y tenía todo el tiempo del mundo, así que volví a descargar una de esas aplicaciones que había visto en mi móvil tantas veces, y me puse manos a la obra. Con 30 minutos o 1 hora al día es suficiente para sudar la gota gorda y creo que es lo mejor que he hecho por mí en mucho tiempo. Ya llevo tres meses haciendo ejercicio a diario, y los días de descanso (domingos) aunque los agradezco, incluso echo de menos ese momento para mí en el que sé que me estoy cuidando, que estoy haciendo algo por mí, que me lleva al límite y que después me hace sentir tan bien. ¿La pega? No soy la única, porque sigo sin poder comprarme unas pesas, y hacer ciertos ejercicios con unas botellas de agua ya me sabe a poco. Solo espero que seamos muchos los que sigamos con esta rutina de hacer ejercicio, ya sea en casa o en el gimnasio, a medida que todo vaya volviendo a la normalidad, volverán a aparecer cientos de excusas, pero al menos yo estoy dispuesta a derrotarlas a todas, y a seguir moviendo el culo. El que crea que hacer ejercicio en casa no es tan efectivo como en un gimnasio, que siga a buenos entrenadores, a mí me han dolido músculos que no sabía que existían.
Luego llegó el ejercicio en familia, cuando comenzó la desescalada y los niños podían salir a la calle, todo se llenó de pelotas, patines, bicicletas, no veía algo así desde los días de reyes de cuando era pequeña. ¿Hay algo más bonito que ver a un padre en bicicleta con su hijo/a? Muchos juegos y deportes al aire libre que estaban más que olvidados. Somos unos afortunados y nos habituamos a todo con mucha facilidad, según carácter costará más o menos, pero en general cumplimos con lo que se nos pide y nos habituamos a ellos, pues ojalá que estas salidas en familia a la naturaleza, a hacer deportes juntos no se acaben, porque con tanto trabajo, videojuegos, deberes, nos habíamos olvidado de disfrutar de las pequeñas cosas, que a su vez son tan grandes.
Creo que el ejercicio, sea cual sea y de la forma que sea, ha sido el gran aliado de muchos, con ganas de hacer algo por sí mismos para sentirse más saludables, con necesidad de despejarse durante un rato, para combatir la ansiedad de sentirse encerrado. Hay muchos motivos, casi tantos como personas, y una vez más el ejercicio físico nos rescata y nos ayuda, en una situación inimaginable y catastrófica.
Fotos: Vikika, Kayla Itsines.